Hay efectos de la pandemia de la COVID-19 en la economía que no salen en las portadas de los diarios de gran tirada ni en los sumarios de las noticias de televisión. En este último año hemos vivido roturas de stock en el caso de las mascarillas o los guantes de latex, algo relativamente comprensible, dada la magnitud de la pandemia, ahora pasa algo parecido con las vacunas contra la COVID y en los últimos días, tenemos a las empresas de automóviles con problemas de abastecimiento por los semiconductores, esos microprocesadores hechos de silicio que está presente en la base de todos los componentes electrónicos.
Pero, uno de los grandes problemas en los mercados de medio mundo es el tremendo aumento de precios del acero y del hierro, que está en parámetros de récord desde hace un año.
Para que nos hagamos una idea, la tonelada de acero bruto ha subido de 500 a 900 euros, lo que supone una subida de 40 euros por cada 100 kilos.
Y, ¿por qué es tan importante para los fabricantes de chimeneas y estufas? Y por, ende, para el cliente final.
Según la forma de la estufa, el impacto en una estufa de 100 kilos puede estar en 50/60 euros sólo en el coste de acero, a lo que tendríamos que sumar la subida del coste de la energía, unidos a los márgenes comerciales y a los impuestos, lo que supone un impacto general de al menos 1 euro por kg de estufa.
Para que nos entendamos, si la estufa pesa 100 kilos, la subida es de 100 euros. Si la chimenea o la estufa pesa 200 kgs, la subida es 200 euros.
Esta subida es histórica para el sector . Tanto la chatarra de acero como el lingote de hierro se encuentran en máximos nunca antes vistos.
¿Por qué está pasando esto?
Los datos nos hablan de cifras récord de producción de acero en China. El gigante asiático está forjando más acero que el resto del mundo junto debido a la creciente demanda industrial de China. En 2020, el país produjo 1.050 millones de toneladas de acero, cifra récord ya que es la primera vez que se supera la marca de los 1.000 millones.
En lo que va de 2021, la materia prima siderúrgica ha disfrutado de ganancias del 8,5% después de un aumento del 80% el año pasado. No obstante, según todos los expertos, esta subida no se va a sostener, pero el problema está en que las compras realizadas en las fábricas de estufas y chimeneas ya se han visto afectadas por la subida dramática de precios que ha afectado sobre todo a los últimos 4 meses, coincidiendo con la campaña de invierno.
Pero, el problema no está (solo) en el precio
Este aumento del precio, ya problemático por sí, está provocando que los fabricantes europeos vean en la distribución y la logística un autentico «dolor de cabeza». Como afirma el presidente de AEFECC, Carlos Oliván, «incluso con el container ya pagado nos encontramos con su bloqueo en el puerto de turno al no conceder el intermediario el transfer aduanero viendo el aumento de precio considerable que se produce desde la fecha de la compra hasta la entrega». Oliván afirma que se están produciendo «prácticas poco serias en el mercado y la distribución de las materias primas».
El pasado 2020 ha sido un año bueno para el sector, debido en parte las medidas de restricción de la movilidad para controlar la expansión del COVID19 que han afectado a nuestro modelo de vida. El escenario pandémico ha incrementado exponencialmente el tiempo de estancia en nuestros hogares, lo que ha puesto de relevancia las posibilidades de reformas espaciales, de confort o de habitabilidad… creando la necesidad de hacer nuestro hogar más confortable. Eso ha aumentado el interés y las adquisición de sistemas de calefacción con chimenea o estufa.
Sin embargo, el contratiempo de la distribución provocado por ese aumento de precio de la materia prima está ocasionando que las ventas no estén llegando a los distribuidores finales y en consecuencia al cliente final. Esperemos que a mitad de año, como afirman los expertos, esta situación vuelva a su normalidad.
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