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En el post anterior hablamos sobre los tipos de leña más adecuados para nuestras chimeneas de biomasa. Ahora es el momento de adquirirla. Y con “ahora” nos referimos preferiblemente a los meses de agosto, septiembre y octubre.

El motivo es que la leña, como siempre os decimos, debe estar bien seca y nunca recién cortada. Para ello, necesitará al menos nueve meses al aire y al sol ya troceada para curarse y secarse completamente. Así el próximo invierno estará en condiciones óptimas de combustión. Si adquirimos la leña más avanzado el invierno puede ser que esté verde o que se haya mojado por las lluvias otoñales y no podamos utilizarla.

La leña seca tiene mucho más poder calorífico que la leña verde, además evita el deterioro de la chimenea, la suciedad y el exceso de humo por la humedad. Por otra parte, la leña seca es más económica, porque es más ligera. Durante el secado pierde agua y su peso se reduce casi un 40%, por lo que comprándola al peso, ahorramos dinero. 1m3 de leña verde pesa aproximadamente 800 kg., mientras que 1m3 de leña seca pesa 500 kg. La humedad de la leña nunca debería estar por encima del 20%.

Podemos comprarla por peso o por volumen. La primera opción suele ser para pedidos mayores de 400 ó 500 kg. Por volumen la proporción se estima en 2 m3 de leña=1.000 kg. de leña. Ambas resultan más económicas cuanta mayor cantidad se adquiere, pero no tiene sentido comprar más de la que vayamos a necesitar. Una chimenea de 11 kW de potencia consume aproximadamente 3 kg. de leña seca por hora. También existe la leña en sacos, más utilizada para quien la consume esporádicamente o tiene poco espacio para almacenarla.

Antes de encargar la compra, debemos tener claro dónde vamos a almacenarla para que se conserve en condiciones óptimas. Lo ideal es disponer de un lugar a cubierto y aislado de la humedad; accesible para su descarga y a mano cuando se vaya a necesitar, que tenga gran capacidad para almacenar la leña de una sola vez.

Debéis saber que está prohibido utilizar maderas que hayan estado sometidas a tratamientos químicos y aglomerados ya que pueden emanar gases tóxicos.

Al contactar con la empresa distribuidora se deben comentar todos los detalles o dudas para facilitar el trabajo y evitar sorpresas no deseadas. Recordad que consumiendo la biomasa de nuestra zona geográfica, además de contribuir a la protección del medio ambiente, también reducimos costes. Y si tenéis alguna duda, consultad siempre con profesionales acreditados.