Hasta un 64% del consumo energético de los hogares españolas se destina a calefacción. Y se podría reducir a la mitad. Desde AEFECC creemos que merece la pena pensar de qué manera podemos reducir ese consumo, pues el uso de una chimenea o estufa de leña o pellet permitiría reducir su factura a menos de la mitad. Sí Bioenergía, que se celebra del 17 al 20 de marzo en la Feria de Zaragoza,  supone un escenario adecuado para explicar cómo los beneficios de un recurso tan natural y sostenible como la biomasa,  y de forma especial, la leña, genera un ahorro directo en el bolsillo del ciudadano, además de un beneficio evidente en el medio ambiente.

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Actualmente, España tiene una dependencia energética del más del 70%, mientras que la media europea apenas supera el 50%. Además, frente a la importación de energías fósiles tales como el petróleo o el gas natural, España se ha convertido en un país exportador de biomasa: pellet ya procesado o directamente leña y restos forestales.

Una situación que debilita y encarece el consumo energético de los españoles que, en lo referente a calefacción, utilizan energía calorífica proveniente de la biomasa en un escaso 34% frente al 65% que suponen energías fósiles, como la derivada de productos petrolíferos (en un 35%), la procedente de los diversos gases (un 25%), la electricidad (un 5.5%) o el carbón, que representa tan solo el 0,2%.

La madera, un combustible sostenible y accesible

España, que es el tercer país europeo con mayor número de bosques, utiliza tan solo un tercio de la madera que generan, mientras el 65% de la masa forestal aprovechable queda a merced de los incendios.

Sin lugar a dudas, la vuelta a un calor más natural y la apuesta por utilizar los recursos más próximos permitiría un ahorro en la factura indiviudual de calefacción y una drástica reducción en el ingente presupuesto destinado a la importación de energía, cuyo precio fluctúa de forma constante y en contadas ocasiones lo hace en favor del consumidor.

En este contexto, sirva como ejemplo el caso de Francia, donde se impulsó  un incentivo fiscal del 50% sobre la compra de un aparato de calefacción a leña que superase el 65% de eficiencia térmica entre 2002 y 2006, supuso un aumento del 80% en el mercado de chimeneas. Actualmente, la subvención se mantiene en un 30% y las  chimeneas o estufas de bajas emisiones y más de un 70% de eficiencia energética soportan un IVA reducido del 5,5%.

Si Bioneregía debería representar una buena oportunidad para que las instituciones y los diferentes organismos reguladores mostrasen un compromiso claro con el sector de la biomasa sin olvidar que la leña es su primer eslabón.