Los residuos leñosos procedentes de explotaciones agrícolas tienen un gran potencial energético. Esto, entre otras cosas, es lo que pretende demostrar el proyecto uP Running, emprendido por el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), de la Universidad de Zaragoza dentro del Programa europeo Horizonte 2020.

Desde AEFECC trabajamos para apoyar e impulsar el aprovechamiento de la masa forestal y agrícola sobrante para la producción de la energía más natural, el fuego.

Ahora, el CIRCE, emprende una iniciativa, financiada por la Comisión Europea, a través de la cual mostrar las posibilidades energéticas de utilizar los restos leñosos para proyectar energía y los beneficios económicos que derivan de ello.

El objetivo principal de este proyecto es mostrar la viabilidad de los modelos de negocio orientados a aprovechar la biomasa sobrante de viñedos, frutales, olivos, etc. así como la logística y la actualización del funcionamiento de estas plantaciones.

Aragón, como muchas otras comunidades, es una fuente de recursos inagotable en este aspecto. Cuenta con un gran territorio dedicado a la agricultura y por tanto, se generan excedentes de esta actividad que conforman un tipo de biomasa diferente a la procedente de los bosques, pero igualmente útil e incluso más barata.

Gracias a este proyecto se plantea de forma científica las enormes posibilidades de aprovechar la biomasa agrícola como fuente de energía. Ahorro de costes en energía, solución a problemas de acumulación de restos , prevención y reducción del riesgo de incendios, creación de empleo en zonas rurales… Éstas son sólo algunas de las ventajas que enuncian los investigadores del CIRCE. Solamente en podas se producen alrededor de 350.000 toneladas de biomasa que se puede utilizar para alimentar calderas de edificios institucionales, empresas o comunidades vecinales. Si a esa cantidad se suman el arranque de rastrojos y la limpieza de maleza se podría llegar a cubrir el 50% de la demanda de combustible de uno de los grupos de la central termoeléctrica de Andorra, por poner un ejemplo.

A la presentación de este proyecto acudieron profesionales de distintos países europeos, Grecia, Italia, Ucrania, Croacia, Portugal y Francia, y es que la utilización de biomasa agrícola en estos países tiene un notable potencial que no quieren desaprovechar.

Por suerte, cada vez son más los estudios e instituciones que avalan el mensaje que difundimos desde AEFECC. Buenas noticias que motivan a seguir trabajando por una energía sostenible y natural.

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