Desde hoy, 1 de julio de 2024, el tipo impositivo del IVA aplicado a los combustibles de biomasa, como los pellets, la leña y las briquetas, pasa a incrementarse del 10% al 21% en nuestro país.
Esta medida, establecida por el Real Decreto-ley 4/2024 de 26 de junio, marca el fin del tipo reducido del 10% que había estado vigente durante los primeros seis meses del año. El cambio, que forma parte de una serie de ajustes económicos y sociales implementados por el Gobierno, tiene implicaciones significativas para los consumidores y para el sector de la biomasa.
Impacto en el sector y en los consumidores
El aumento del IVA al 21% incrementará directamente el precio final de los productos de biomasa y quienes lo soportan son los consumidores finales. Por tanto, para muchos hogares que dependen de estos combustibles en su calefacción y en otras necesidades energéticas, este cambio representa una carga financiera adicional considerable, a tener en cuenta en sus economías domésticas.
En un contexto donde el coste de la vida ya es una preocupación creciente, este incremento puede resultar especialmente oneroso para las familias de bajos ingresos y para las zonas rurales, donde la biomasa es una fuente de energía crucial.
Desincentivo para el uso de energías renovables
Una de las principales críticas a esta medida es que desincentiva el uso de energías renovables. Los pellets de madera y otros combustibles de biomasa son alternativas sostenibles a los combustibles fósiles, y su uso es fundamental para la transición hacia un modelo energético neutro en carbono. Mantener un IVA reducido es una señal de apoyo gubernamental a las energías renovables, alineándose con los objetivos de sostenibilidad y reducción de emisiones de carbono y una señal clara de apoyo a la bioeconomía circular.
Agravio comparativo con Europa
Un IVA reducido para los biocombustibles haría a España más competitiva en el contexto europeo, evitando un agravio comparativo con países que ya aplican este tipo de medidas. En países como Francia, Portugal, Alemania y Reino Unido, se aplica un tipo reducido de IVA a los productos de biomasa, y en Italia, aunque de manera temporal, también se ha implementado esta medida.
La falta de un IVA reducido en España crea un agravio comparativo para el sector forestal español y para los consumidores, que ven cómo en otros países europeos se fomenta el uso de energías renovables de manera más efectiva.
Impacto en la industria de la biomasa.
La industria de la biomasa podría enfrentar una disminución en la demanda debido al aumento de precios. Este sector ha sido una parte vital del impulso hacia fuentes de energía más sostenibles y la subida del IVA podría ralentizar el crecimiento y desarrollo de esta industria.
Obstáculo para la neutralidad de carbono
El mantenimiento de un IVA reducido en la biomasa forestal es una medida que puede contribuir significativamente a la neutralidad de carbono. Al encarecer los productos de biomasa, se reduce el incentivo para que los hogares y las empresas adopten estas fuentes de energía sostenibles. Esto no solo afecta a la capacidad de España para cumplir con sus objetivos de reducción de emisiones, sino que también implica un mayor coste a largo plazo para las arcas públicas, al tener que buscar otras medidas compensatorias para fomentar la transición energética.
En definitiva, si bien esta medida puede generar mayores ingresos fiscales a corto plazo, el impacto negativo en el fomento de energías renovables y en los costes para los consumidores finales debe ser cuidadosamente considerado. El Gobierno y las partes implicadas deben evaluar los efectos a corto y medio plazo y considerar si esta política fiscal está alineada con los objetivos de sostenibilidad y competitividad internacional. Mantener un IVA reducido para los productos de biomasa se ha constatado como una medida favorable tanto económica como medioambientalmente, facilitando el acceso a una energía sostenible y apoyando la transición hacia un futuro más limpio.
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