En España, hasta un 64% del consumo energético de los hogares se destina a calefacción. Y desde AEFECC creemos que merece la pena pensar de qué manera podemos reducir ese consumo, pues el uso de una chimenea o estufa de leña o pellet permitiría reducir su factura a menos de la mitad.

Actualmente, España tiene una dependencia energética del más del 70%, mientras que la media europea apenas supera el 50%. Además, frente a la importación de energías fósiles tales como el petróleo o el gas natural, España se ha convertido en un país exportador de biomasa: pellet ya procesado o directamente leña y restos forestales.

Una situación que debilita y encarece el consumo energético de los españoles que, en lo referente a calefacción, utilizan energía calorífica proveniente de la biomasa en un escaso 34% frente al 65% que suponen energías fósiles, como la derivada de productos petrolíferos (en un 35%), la procedente de los diversos gases (un 25%), la electricidad (un 5.5%) o el carbón, que representa tan solo el 0,2%.

España, que es el tercer país europeo con mayor número de bosques, utiliza tan solo un tercio de la madera que generan, mientras el 65% de la masa forestal aprovechable queda a merced de los incendios.

Sin lugar a dudas, la vuelta a un calor más natural y la apuesta por utilizar los recursos más próximos permitiría un ahorro en la factura individual de calefacción y una drástica reducción en el ingente presupuesto destinado a la importación de energía, cuyo precio fluctúa de forma constante y en contadas ocasiones lo hace en favor del consumidor.

En este contexto, sirva como ejemplo el caso de Francia, donde se impulsó  un incentivo fiscal del 50% sobre la compra de un aparato de calefacción a leña que superase el 65% de eficiencia térmica entre 2002 y 2006, supuso un aumento del 80% en el mercado de chimeneas. Actualmente, la subvención se mantiene aunque con un % de apoyo menor y las chimeneas o estufas de bajas emisiones y mayor eficiencia energética soportan un IVA reducido del 5,5%.

Los estándares actuales en Europa presentan unos requisitos muy poco ambiciosos, tanto en cuanto a valores de eficiencia energética (>50%), como de emisiones (único requisito de CO <1%, sin exigencia alguna en cuanto a partículas). Unos valores claramente insuficientes en cuanto a calidad del aire.

LLEGA ECODESIGN

Ecodesign (LOT20) introducirá en 2022 una nueva regulación que obligará a los fabricantes de equipos de combustible sólido a cumplir con requisitos de emisiones mucho más estrictos que los actuales.

Los productos que cumplan con estos requisitos tendrán un impacto medioambiental muchísimo menor redundando en mejor calidad del aire.

Los fabricantes de equipos de combustión de combustible sólido o LSH (Local Space Heaters) podemos, y de hecho lo hacemos mejor. En el caso de la combustión de leña, hablamos de la combustión limpia, también conocida como CB (Clean Burn) o doble combustión.

La combustión limpia persigue una combustión completa en condiciones de combustión lenta. Esto se consigue elevando la temperatura de la cámara de combustión (entre 350 y 900ºC) y reduciendo la temperatura de los gases por debajo de 350º.

Constructivamente se recurre a diversas técnicas: deflectores de corte de llama (hasta 2 y 3 deflectores en zig-zag), materiales aislantes (vermiculita) combinados con cristales reflectantes que limitan la radiación y elevan la temperatura en busca de una combustión completa. También se trabajan los sistemas reguladores de admisión de aire, para conseguir que los usuarios no “estropeen” la combustión, típicamente a potencias bajas en condiciones de combustión pobre en oxígeno. Igualmente se dota a las estufas y chimeneas de nueva generación de admisión de aire canalizada para combustión estanca (independencia de sistemas de renovación de aire, mejor eficiencia energética de la vivienda.

Desde la aprobación en 2015 del Reglamento de Ecodiseño, el sector de fabricantes de estufas y chimeneas de biomasa en España ha dedicado gran cantidad de recursos económicos y humanos para desarrollar sus modelos tanto nuevos como existentes para llegar a catálogos que cumplan en su totalidad con las exigencias del reglamento de Ecodiseño.

Ecodiseño ha exigido la adopción de nuevas técnicas y materiales. Cada modelo ha requerido cientos de horas de mano de obra cualificada entre I+D (diseño y prototipos), laboratorios (pruebas internas y certificación), y producción (procesos, diseño, programación, formación y herramientas). Diversas fuentes estiman entre 300 y 500 horas de trabajo la adaptación de un modelo a Ecodiseño, con lo que la adaptación de un catálogo de 50 referencias puede conllevar hasta
25.000 horas de trabajo.