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Este post va para aquellos que se están iniciando en la biomasa y quieren conocer otros tipos que existen además de la leña, así como saber más sobre cómo se obtienen según su origen y procedencia.

Diferenciamos cuatro tipos principales:

  1. Biomasa natural

Es la que se produce de forma natural en ecosistemas como bosques y zonas forestales, en áreas no cultivadas. Su explotación intensiva podría degradar el medio ambiente. Sin embargo, el aprovechamiento de la parte sobrante en determinadas zonas es muy beneficiosa para el ecosistema y contribuye a su regulación natural. En algunos países europeos con gran superficie forestal como Francia, Alemania, Suecia o Finlandia utilizan la biomasa como fuente de energía en una medida considerable.

Los residuos forestales que forman la biomasa natural son leños y ramas de coníferas y frondosas, derivados de la limpieza y mantenimiento de los bosques y plantaciones.

  1. Biomasa de residuos

En este tipo de biomasa sí hay parte de intervención del ser humano. Se refiere a los residuos procedentes de explotaciones ganaderas, agrícolas o forestales, y también residuos orgánicos. El aprovechamiento de esta biomasa ofrece diversas ventajas, aunque hay que tener en cuenta que en ocasiones es algo que no resulta sencillo. Entre los beneficios de utilizar esta biomasa residual se encuentra la descontaminación y disminución de riesgo de incendios, la reducción de ocupación de espacio en vertederos, o la contribución al desarrollo rural y generación de puestos de trabajo. Por otra parte esta biomasa tiene un bajo coste de transporte y producción, evitándose emisiones de CO2 , utilizándose en algunas zonas como principal fuente energía (Brasil, China…).

  1. Biomasa de excedentes agrícolas

Los excedentes agrícolas procedentes de cultivos que no se utilizan para alimentación pueden ser transformados en biocombustible y carburantes. Su precio aún no es muy competitivo respecto a los combustibles que utilizamos habitualmente, y actualmente existe el riesgo de que aumenten el coste de algunos productos básicos en la alimentación de algunos países en vías de desarrollo. No obstante, poco a poco se están minimizando estas cuestiones.

  1. Biomasa de cultivos energéticos

Este tipo de biomasa se cultiva específicamente para la producción de energía. Los cultivos tienen una elevada resistencia y su crecimiento y adaptación a terrenos o condiciones hostiles son superiores a otros. Muchos cultivos energéticos incluyen productos tradicionales como la caña de azúcar, los cereales y semillas oleaginosas. Otros abarcan cultivos menos convencionales sobre los que se estudian las necesidades de cultivo. Todo esto supone un nuevo campo para la ingeniería agraria y su actividad, campo conocido bajo el término Agrogenética.

En el caso de esta biomasa, es obligatorio que la actividad necesaria para la producción sea inferior a la energía que contienen, es decir, que el balance energético sea positivo en su producción. Con este requisito se evita un desarrollo inadecuado a través de subvenciones y explotación no sostenible.

Eso sí, actualmente en el uso de chimeneas, estufas, calderas y barbacoas se utiliza principalmente la leña, y la biomasa natural. Si queréis saber más, podéis consultarnos y seguir nuestro blog.